viernes, 7 de octubre de 2011

Nuevo Rol

Algo que ella realmente odiaba era tener que asistir clases, pero su vocación era mucho más fuerte. Se podría decir que la puntualidad no era uno de sus dones, pero aun así trataba de llegar lo más temprano posible, aunque casi nunca lo lograba.


El día recién había empezado pero ya se escuchaban los gritos de los alumnos unidos al trinar de las aves y el susurrar del viento que chocaba con las copas de los árboles. A duras penas el sol dejaba mostrar sus haces de luz entre las nubes que cubrían el cielo. El clima perfecto para una caminata entre el bosque. La grava era irregular y de un color verde amarillento, debido a la temporada sin lluvias.


“Una Malfoy respeta los horarios”, la voz de su madre sonaba en su mente como tratando de apurar sus pasos.

El viento soplaba en dirección contraria la que ella iba, haciendo que su cabello negro lacio se agitara en su espalda. Sus pasos eran livianos al igual que una bailarina, como si flotase sobre la alfombra natural verde. Sus rasgos eran delicados, ojos grandes de un color avellana fuerte, sus mejillas y labios rosas que decoraban la piel pálida de su rostro.


-¿Podría ser castigada en mi primer día de clases?- susurró al ver aparecer la Academia de entre los alejados árboles.

La vestimenta que ella usaba era diferente a la de los alumnos que transitaban por los pasadizos. Túnica larga de un verde esmeralda oscuro, un escote cuadrado que mostraba su piel casi traslúcida, de caída suave.

No tardó mucho en encontrar el salón de clases al que debía ingresar. Se detuvo unos segundos para poder escuchar las voces, pero el silencio era sepulcral.


-Buen Día…- saludó en el momento que ingresaba por el umbral de la puerta.


Su mirada atravesó el salón entero, pero se detuvo en la profesora que se encontraba frente al salón casi vacío. Sin esperar una respuesta caminó hacia una de las carpetas más alejadas de las ventanas.

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